El cazador y el lobo

(HarryxSeverus)(omegaverso)

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    El cazador y el lobo



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    Resumen: Harry es un hombre bueno, un chico que tenía un vida tranquila. Cazaba el alimento necesario y vivía a las afueras del pueblo. En un día de casa salva a Severus, un joven híbrido de lobo, el joven lobo tiene tres cosas que tienen loco a Harry. Es rebelde, el fogoso y respondía manso a su voz de mando, algo que Harry no podía controlar. ¿Cómo lo harán estos dos para no perderse en la locura? ¿Cómo lo hará Severus para aceptar al cazador que lo quiere a su lado? ¿Cómo lo hará Harry cuando un lobo llegue a acechar su hogar esperando recuperar a quien reclama como suyo? Severus no lo dijo y Harry no preguntó, el secreto de como fue que llegó Severus al bosque de Harry.

    Categoría: Harry Potter

    Personajes: Harry Potter, Severus Snape

    Géneros: Acción, Angustia, Aventura, Ciencia Ficción, Drama, Fantasía, Humor, Romance, Sobrenatural.

    Advertencias: AU=Universos Alternos, Chan=Adulto/Menor, Mpreg=Embarazo Masculino, Lemon, Omegaverso,

    Clasificación: NC-17

    Completo: Sí

    Capítulos: 20

    Disclaimers: Los personajes de este fic no me pertenecen, son propiedad de sus respectivos dueños

    Agradecimiento: serie de Drabble como recompensa a KagometaishoH de wattpad. Que averiguo a la primera la canción que utilicé para el fictober pasado. Espero que lo disfrutes tanto como yo y haber complido con todo lo que me pediste dentro de la serie. Un beso.

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    1.-Como cuchillo en la mantequilla

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    La vida de un cazador era difícil. Siempre se lo dijo su difunto padre, pero era algo que a Harry le llenaba de energía. Un día en especial. Una vez a la semana se levantaba, se preparaba algo para desayunar, alistaba su rifle y salía de caza.

    Tenía una vista privilegiada, entre paréntesis, porque sí o sí tenía que utilizar anteojos, pero su vista a la hora de cazar era rapaz, nunca fallaba un tiro y nunca se había equivocado a la hora de atacar a un hibrido.

    Era instinto, lo sabía bien, por que cada vez que un hibrido en su forma animal pasaba frente a él, podía distinguirlo sin problemas.

    -Bien, Hedwig, es hora de ir a cazar -le dijo a su agila de compañía. Un hermoso animal blanco y gigante que le ayudaba desde las alturas a conseguir la carne que llevaría al pueblo en las tardes.

    No era un cazador como otros que lo hacían por deporte, por el simple hecho de lastimar un a animal, no, él cazaba una bestia a la semana, a veces dos. Mantenía la carne necesaria para su sustento alimenticio y lo demás lo llevaba al hogar de niños del pueblo, los chicos no tenían muchos beneficiarios y este era su granito de arena para ayudarles. De vez en cuanto las hermanas del hogar le invitaban a cenar con ellos y los niños se divertían con sus historias. Les gustaba estar con los niños, le recordaba el calos de hogar. Le encantaría adoptar a cada uno de esos indefensos que en la guerra que sacudió el reino hace unos años, dejó huérfanos de padre y madre. La misma guerra que lo dejó huérfano a él, pero ya contaba con veintitrés años, la edad necesaria y los conocimientos básicos para supervivir y mantenerse solo.

    Había unos pequeños en especial, eran pequeños híbridos de agilas. Temía que algún día fueran sacados del hogar por traficantes, sabía que existían muchos "humanos" que comercializaban con niños, sean híbridos o no, la trata de blancas o el mercado de órganos era que siempre había existido y que esperaba se erradicara lo más pronto posible. Pero mientras tanto el seguiría luchando por que le entregaran a Sebastián y Stephan. Ellos apenas tenían cuatro años.

    Salió de su casa, una rustica infraestructura que llevaba en ella todos sus recuerdos de la infancia y que ahora mismo le parecía el hogar más hermoso del pueblo, a pesar de estar a las afueras de este, más cerca del bosque que de los aldeanos.

    Caminó un corto trayecto cuando vio una presa, vio por la mirilla, pero lo descartó con un suspiro. No era una bestia, era un híbrido en su forma animal. Iba a bajar la mirilla, cuando notó la cara de dolor que tenía. Bien, algo no andaba bien ahí.

    Guardo su rifle y caminó con tranquilidad hacia el híbrido. Estaba a unos metros, era majestuoso, un lobo negro. Cuando este se volteó a verlo, pudo notar que además de asustado, estaba herido. Corrió hasta él, la trampa de un cazador furtivo. Como los odiaba. El dolor no lo dejaba transformarse y volver a ser humano.

    -Tranquilo, te liberaré -dijo acariciando el lomo del lastimado animal. Sacó un cuchillo y el lobo se removió asustado- ¡Tranquilo, no te haré daño!

    Lo hizo sin saber, el aire a su alrededor se puso denso, el hibrido le dirigió una mirada impactada antes de caer inconsciente. Harry no lo pensó en ese momento, desarmó la trampa y liberó la pata herida. Tiró lejos la trampa desactivada. Tenía que ayudarle a sanar, acarició el lomo y se acercó a la oreja y le habló con cautela.

    -Por favor, vuelve a tu forma humana- el lobo no reaccionó, ni siquiera se removió, pero pudo notar como poco a poco el cuerpo frente a él empezaba a mutar , piel clara empezaba a quedar libre del oscuro pelaje. Entonces terminó el cambio. Era un hombre, debía tener entre diecisiete a veinte años, no más que eso su rostro era pálido, si nariz puntiaguda, sus labios finos y a Harry se le antojaron. No, tenía que controlar a alpha.

    Harry se sacó la chaqueta y cubrió el cuerpo desnudo del híbrido para luego tomarlo en brazos y llevarlo a casa, tendría que curarlo. Cuando acarició la piel al vestirlo, sintió que era demasiado suave, lechosa, era como suave mantequilla, de esa que puedes manejar con facilidad ayudado de un chuchillo. Sonrió de lado acariciando la mejilla para alejar un mechón oscuro de cabello. Sí, sus dedos eran como el cuchillo en la mantequilla y estaba seguro de que lo derretiría.

    Era mejor alejarse, dejar de pensar en cosas absurdas, era mejor alejarse de la tentación.

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    Continuará…
     
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    2.-Entraste en mi vida cuando me moría


    Severus se sentía cómodo, como hace mucho tiempo no se sentía, estaba sobre una cama suave, cubierto por cálidas colchas y sentía el crepitar de una chimenea. Había alguien caminando por la casa o cosa donde estaba. Abrió los ojos con cuidado. Sí, era definitivamente una cabaña, era de techos altos y madera gruesa. Era un lugar acogedor, por lo que veía.
    -Hola.
    Severus giró su rostro, un hombre en la entrada de la habitación estaba cruzado de brazos, se veía cansando, pero aun así tenía una sonrisa tranquila en el rostro. Además de esos increíbles ojos verde.
    -Demonios -le dolió el pie al tratar de sentarse.
    -Espera, te ayudo -dijo el hombre acercándose para poner su brazo para que Severus se sostuviera y se pudiera acomodar.
    -Gracias -dijo mirándolo a la cara.
    -Oh, es verdad -dijo alejándose un poco-, soy Harry, Harry Potter.
    -Severus Snape.
    -Mucho gusto, Severus -dijo sonriendo y estirando la mano para estrecharla con el chico.
    -Gracias, por ayudarme -dijo estrechando la mano, pero entonces una descarga fuerte se sintió, no sabía que había pasado, pero al parecer, por la cara de culpa de Harry, este sabía muy bien a que se debía- ¿Qué fue eso?
    -Lo lamento -dijo sentándose a un costado de Severus, mirándolo de frente-, cometí un grave error cuando ten conocí -le dijo mordiéndose el labio-. Quería que te calmaras, pero por error te obligué a obedecerme, te hable a través de mi voz de mando -sabía que lo había arruinado cuando el chico se soltó de su mano con rapidez-. Severus…
    -¿Nos vinculaste?
    -De verdad, que lo lamento, Severus.
    -¿De verdad nos vinculaste? -preguntó poniéndose de pie, pero el dolor en su pierna lo hizo trastabillar y cuando Harry le iba a ayudar se soltó con fuerza, yendo a parar directo al piso-. No te acerques -dijo mirándolo molesto.
    -Severus, déjame ayudarte a volver a la cama, por favor.
    -No, largo, no quiero verte ahora -dijo negando con la cabeza-. Ni siquiera me conoces, no sabes nada de mí y nos vinculaste.
    -Ya te dije que fue un error, que lo lamentas.
    -Justo ahora no quiero oírte, Potter -dijo mirándolo mal.
    Harry sea alejó y salió de la puerta, pero por una hendidura en la madera pudo ver como Severus, lento y cuidadoso, volvía a la cama para sentarse derecho. Por lo menos no estaba en el piso, que es lo que más le preocupaba.
    Caminó hasta la cocina, sacó un trozo de carne seca de cerdo salvaje y se puso a preparar una cena reponedora. Un caldo que le daría fuerzas a Severus.
    ¿Hace cuantos años que vivía solo? Sólo Hedwig era su compañía y las veces que iba al pueblo, era doloroso volver a esa casa vacía.
    Mientras Severus dormía le había estado contemplando. No tenía idea de quien era o de que escapaba. Por que al cambiarle ropa por algo más cómodo y limpio, notó cicatrices de latigazos en la espalda y la marca de cadenas en su pierna derecha, la que no fue lastimada por la trampa clandestina en el bosque.
    Le había visto quejarse del dolor y había tenido fiebre por tres días, hasta hoy que por fin reaccionaba.
    Se había vinculado con un cambia forma. Un lobo negro y la idea en si le emocionaba, pero cuando vio la cara de decepción en Severus supo que había cometido un error. Además de haber estado en cautiverio, por las claras muestras de tortura en su piel, ahora estaba vinculado a un completo desconocido.
    -Tengo que arreglar esto -se dijo a si mismo mientras seguía preparando la cena.


    Severus se había quedado dormido nuevamente, al despertar, la luna estaba en lo más alto. Hubiera cambiado a su forma lupina y hubiera huido de esa cabaña, a pesar del dolor en su pata, pero no podía, no cuando ese idiota de ojos verdes le había vinculado.
    Sumémosle a esto el que su identidad canina estaba fascinada con el asuntó., le sintió aullar en su cabeza, dichoso de haber sido vinculado por alguien que no fuera Riddle.
    No, no pensaría en eso justo ahora.
    -Permiso -dijo Harry desde la entrada, venía con una bandeja en las manos-. Te traigo algo para comer, llevas demasiados días sin probar nada.
    Severus no respondió, pero tampoco se negaría a la comida que le hizo gruñir el estomago al sentir el agradable aroma.
    Harry se acercó y puso sobre las rodillas de Severus la bandeja con un plato con caldo de cerdo y verduras, en otro plato había fruta picada y en otro un trozo de pan caliente. Severus imaginaba que todo estaba recién salido del horno.
    Severus empezó a comer en silencio, pero era ese silencio que le molestaba.
    -¿No vas a comer? -preguntó tomando de su sopa, pero sin mirarlo a la cara.
    -Comeré más tarde -dijo mirándolo encantado, pero su rostro cambió a uno más serio-. Sé que cometí un gran error al vincularnos sin contar con tu aprobación -dijo mirando a la chimenea, se puso de pie para agregar un par de maderos más, como había estado haciendo desde hace tres días-. No hay nada que podamos hacer ahora, pero quiero hacer las cosas bien -dijo removiendo los maderos, sintiendo como la Severus seguía comiendo-. No te obligaré a hacer nada que no quieras, pero déjame cuidar de ti mientras este sanando tu herida.
    Severus no sabía que decir, si bien las cosas no se estaban dando como él quería, como el pensaba que serían luego de haber logrado escapar, esto era mucho mejor que cuando estuvo en manos de Riddle.
    -Permitiré eso -dijo orgulloso mientras terminaba de beber el caldo-, pero si llegas a tener una intención doble…
    -No la tengo, lo prometo -dijo Harry mirándolo feliz-. Es tarde así que iré a dormir, no te duermas muy tarde, Severus -le dijo saliendo de la habitación, lo primero que tenía que hacer es darle su espacio al moreno.
    Dentro de la habitación Severus se dedicó a ver alrededor. Un lugar cálido, un lugar con alma, tan diferente al que habitó los últimos siete años.
    -Supongo que entraste en mi vida, justo cuando moría -dijo mirando la puerta.
    Afuera de esta, Harry sonrió tranquilo. Quizás no estaba viviendo todo lo que aun no sabía de Severus, pero él sí sentía que la soledad lo iba a matar algún día. Quizás, ahora con Severus, esa carga sería mucho menos.
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    Continuará...


    3.-Como la luna por la rendija


    Severus estaba mirando por la ventana de la habitación que Harry le había dejado. No había salido de esa habitación en lo que llevaba de esa semana. Su herida en el pie estaba mucho mejor. Ya casi no le dolía.
    Harry había ido a cazar una vez, había casado un venado y había preparado un exquisito estofado que lo mandó a dormir arrebatado casi un día entero.
    Severus debía admitir que esta había sido la mejor semana de su vida. En dieciséis años este había sido el único lugar en el que se había sentido protegido. Irónico tomando en cuenta que era de la mano de un completo desconocido.
    -Permiso -dijo Harry desde la puerta, venía como cada día con una bandeja con comida, pan y una gran jarra de leche caliente, sabía que dormiría inmediatamente en cuanto comiera eso.
    -Gracias -dijo recibiendo la bandeja.
    -Hoy te dejaré solo por un par de horas, pero eres libre de recorrer la casa y en la cocina hay de todo para que puedas comer -dijo Harry, tomando con cautela la pierna de Severus y revisando la herida, sin percatarse del sonrojo en la cara del menor- esta herida esta mucho mejor -dijo soltándolo con cuidado y dándole espacio para que pudiera comer.
    -Está bien -se moría de curiosidad de preguntar donde iría, pero no se inmiscuiría en algo que no le tenía porque importar.
    -Quiero presentarte a alguien -dijo parado en la entrada y luego silbando. Severus vio impresionado como en segundos una hermosa ave llegaba a posarse en el hombro de Harry-. Este es Hedwig, mi compañero de casa -dijo caminando hasta estar a un lado de Severus que no apartaba la mirada del ave. Si llegas a necesitar algo sólo tienes que decírselo a Hedwig para que valla por mi a la aldea.
    -¿A la aldea? -preguntó sin siquiera pensarlo. Sin quitarle la vista al ave que ahora se posaba mimosa sobre su hombro.
    -Sí -dijo sonriendo de lado y ajustándose el bolso que llevaba al hombro- tengo que llevar la carne que cacé para el orfanato.
    -No debí preguntar -dijo Severus volviendo a su comida.
    -Tranquilo, no es problema -dijo saliendo de la habitación.


    Eran cerca de las cuatro de la tarde cuando Severus abrió los ojos. Se había quedado dormido tal como lo imaginó, si Harry no fuera como había sido hasta el momento, quizás barajaría la posibilidad de que ponía algo en su comida que lo había dormir. Lejos estaba en su mente la posibilidad de que sólo se tratara de la buena comida que Harry preparaba, y las precarias condiciones en las que había comido los últimos años de su vida.
    Desgraciadamente los recuerdos volvieron a su mente, los días en que tenía que dormir a la intemperie porque Tom lo castigaba. Ese maldito tenía muchos híbridos en su poder, niñas y niños que cuando tuvieran la edad de diecisiete años serían vendidos al mejor postor. Había visto por una rendija la subasta de una muchacha hibrido de gato montés, la cara de los cerdos asquerosos que subían la puya por ella. El llanto en su rostro aun de niña. No podía pasar por eso. Noche tras noche le rogaba a la luna que veía por una rendija que le permitiera escapar de ese infierno. Le rogaba una salvación.
    El día que huyo lo hizo sin ver atrás, sin saber el camino, rompió con sus patas, en medio de su transformación, las maderas ya viejas de la vieja casucha donde los tenían atrapados. Rogaba por no ser el único que hubiera podido huir. El llanto de los niños asustados por sus gruñendo mientras golpeaba la madera, y luego el eco del viento en sus oídos mientras corría lo más lejos posible.
    El suave revoloteo a su alrededor lo trajo de regreso a la realidad.
    -Gracias, Hedwig -dijo acariciando al agila que se posó sobre su hombro y parecía consolarlo.
    Lo que no sabía Severus es que había conseguido un padre alado que lo mantendría bajo sus alas… incluso protegiéndolo de su dueño y compañero de caza.


    -Muchas gracias por todo, Harry -dijo la hermana Minerva, que era la encargada del orfanato de la aldea.
    -Es un placer ayudarles, hermana -dijo poniéndose bien su bolso.
    -Es una lastima que no puedas quedarte a tomar un té con nosotros, pero te entiendo – Harry le había contado a groso modo lo que había pasado cuando encontró a Severus y la anciana monja entendía perfectamente lo preocupado que estaba Harry.
    -¿Ya te vas, Harry?
    El joven sonrió con pena, cada vez que iba era el mismo dolor, tener que despedirse de Stephan y Sebastián, los pequeños gemelos estaban a un lado de la puerta de la entrada del orfanato, tomaditos de la mano como siempre.
    -Sí, niños -dijo agachándose a su altura-, vendré en unos días.
    -Está bien -dijo Sebastián, quien era el más hablador de los dos. Mientras que los ojitos de Stephan empezaban a brillar por las lágrimas. Era eso lo que más destruía a Harry.
    -Vayan a dentro, niños, ya está haciendo frio y no quiero que se enfermen.
    Los niños, reticentes, se entraron luego de abrazar a Harry.
    -Esto me cuesta cada vez más.
    -Lo sé, hijo, pero aun no puedes tenerlos contigo.
    -Lo sé, hermana -dijo dejando salir el aire-, pero en algún momento me los llevaré… ellos serán míos.
    -Y te esperarán, Harry, cada día… no tengo duda de que serán un gran padre para los gemelos.
    -Lo seré, hermana, se lo prometo -dijo sonriendo convencido. Esta conversación ya la habían tenido antes y la anciana le apoyaba en su intención de adoptarlos, por eso siempre que alguna pareja de otras aldeas iba a ver niños para adoptar, ella, estratégicamente, no dejaba salir a los gemelos al jardín, sabía que los niños amaban a Harry y que serían felices con él, pero Harry necesitaba tener una esposa para poder adoptar a los niños. Algo que no estaba en los planes de Harry y en lo que la hermana estaba ayudando. No mentiría… sólo omitiría información.








    Contnuará...
     
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    4.-Así te metiste entre mis pupilas


    Harry sentía que cada día que pasaba, se hacía mas consiente de la presencia de Severus, no por algo malo, de hecho, la presencia del joven lobo lo tenía encandilado. Había descubierto, luego de un mes de convivencia, que Severus podía sonreír, claro, nunca en su presencia, pero si con su traicionera agila.
    Hedwig ya lo había picoteado, una noche que entró a ver que Severus se quejaba en medio de una pesadilla. Se había acercado a la cama y quiso despertarle, pero Hedwig había volado hasta posarse en el cabezal de la cama del muchacho y había picoteado su mano que iba en dirección al chico. Le había dado una mirada dura y luego, muy campante se había posado en la almohada de Severus y con su ala le había removido el cabello con suavidad, calmando la angustia del moreno.
    Esta noche era especialmente fría, imaginaba que caería una pequeña nevada, estaban en época, después de todo.
    -Está helando -dijo Severus asustándolo en el acto mientras removía los leños en la chimenea de la sala de la cabaña.
    -¿Se apagó el fuego en la chimenea de tu habitación? -le preguntó poniéndose de pie.
    -No, pero está frío de todas formas -dijo mientras se sentaba en el sillón, con los pies arriba del sillón.
    Harry lo vio tiritar y tomó una manta para ponerla sobre el chico.
    -Prepararé algo de café -dijo sonriéndole.
    Severus veía al cazador, como se movía con soltura por la cabaña. En este mes, las veces que Harry había salido a casar, se rindió a la curiosidad y estuvo deambulando por la cabaña. Encontró una habitación cerrada con llave, imaginó que era la habitación de Harry así que no hizo el intento de entrar. Dio vueltas por la sala, era un lugar puramente acogedor, tenía ese espíritu hogareño que no tuvo ninguno de los lugares que habitó a lo lardo de su vida.
    -Toma.
    Severus abrió los ojos asustado al ver la tasa de café humeante frente a su cara, el aroma había cubierto cada espacio de la cabaña.
    -Gracias.
    Harry se sentó a su lado, ya en un rato, luego de tomar su café, iría a darle más leña a la chimenea.
    -Estaba pensando que mañana podrías acompañarme al pueblo -dijo Harry con tono casual.
    -Bien -no había mucho más que decir. Había tenido suficiente tiempo para recuperarse de su herida en la pierna.


    Severus no esperó que el pueblo estuviera tan lejos, no es que fuera perezoso, le encantaba correr en su forma lobuna, pero, viviendo tantos años en cautiverio, no estaba acostumbrado a grandes caminatas. Harry no dijo nada ante el hecho, mucho menos por que Hedwig, como nuevo “guardián” de Severus, se había mantenido en el hombro del muchacho.
    -Iremos a dejar carne al orfanato y luego podemos pasar a comprar algo de ropa para ti.
    -No es necesario -dijo Severus incomodo por no tener como costear esas cosas. Sabía como manejar dinero, el desgraciado de Riddle les hacía mendigar en las calles y muchas veces robar en los grandes mercados a victimas incautas. Nunca tuvo que hacerlo, pero si había visto como Riddle golpeó a un chico mayor que él, una vez que robó un monedero con sólo un par de piezas de metal y no oro como esperaba.
    -No te preocupes -dijo Harry sonriendo.
    -¡Harry! -un pequeño corría por las calles hasta llegar a donde el niño.
    -Stephan -casi se le cae le alma al ver a su pequeño fuera del orfanato, nunca la hermana dejaba que los niños dejaran el lugar, no solos por los menos. Corrió lo que quedaba de distancia hasta llegar donde el pequeño para alzarlo en brasos, tenía los ojitos anegados en lágrimas- ¿Qué pasó, bebé?
    -Un hombre malo se está llevando a los niños… mi hermano.
    Harry vio rojo, sostuvo a Severus de la mano y corrió con él en dirección al orfanato, tal como el pequeño había dicho, un hombre discutía con la hermana Mcgonagall mientras esta trataba, con ayuda de otras hermanas, de evitar que un grupo de hombre se llevaran a unos niños. Harry conocía a cada niño del orfanato.
    -Un traficante -dijo apretando los dientes, estaban llevándose a los pequeños híbridos del lugar. Severus sintió como el alma se le congelaba. Era Tom Riddle.
    -No -dijo negando con la cabeza.
    -¿Severus? -preguntó mirando al chico que aun tenía de la mano, pero que se había parado de golpe y no parecía querer avanzar, estaba aterrado viendo al traficante, entonces lo supo, ese sujeto era de quien huía Severus la noche que lo encontró. Se volteó y le entregó al niño- Quédense aquí, tengo que ir a ayudar a los demás niños.
    -Sebastián…
    -Sí, traeremos a tu hermanito -dijo besando la frente del niño antes de dejarlos refugiados tras un puesto de mercader.
    Severus vio como Harry se acercaba, acompañado ahora por los aldeanos empuñando antorchas.
    -¡¿Quién demonios son ustedes?! -dijo Harry armándose de valor, parándose frente a los aldeanos.
    -No te metas en esto, muchacho -dijo Riddle.
    -Oh, claro que me meto, tú te estas metiendo con nuestros niños -dijo irritado, Hedwig había volado a su hombro, aleteando furioso al haber sentido el terror en su cachorro de lobo.
    -Me importa una mierda quien eres, mocoso -dijo caminando la carreta donde tenían a ocho niños en una reja.
    -Oh, no, claro que no te irás con mi bebé -dijo apretando los puños, sacó de su espalda su arco y flecha, apuntando a la reja, un disparo preciso y la flecha rompió el débil candado que tenía prisioneros a los niños.
    Los aldeanos, al sentirse valientes por el espíritu de Harry, se fueron contra Riddle y su grupo de cuatro ayudantes. Les dieron una paliza, mientras Harry y las hermanas bajaban a los asustados niños del carruaje, Sebastián tenía la mejilla roja por el llanto.
    -Ven aquí, bebé -dijo tomándolo en brazos y el niño ocultó su carita en su cuello.
    -Mi hermano…
    -Él está bien, hijo -dijo besando su cabecita.


    Los guerreros, bajo las ordenes del Rey, llegaron para apresarlos, habían muchos testigos y el nombre de Riddle estaba ligado mucho a la venta de híbridos, en su mayoría niños pequeños.
    -Muchas gracias, Harry – dijo la hermana cuando hubieran calmado a los niños-. A ti también, muchacho -dijo a Severus, quien aún no soltaba a Stephan.
    -Hermana, por favor, no puedo dejarlos aquí -dijo Harry. Sebastián estaba dormido en su regazo.
    -Lo entiendo -dijo la mujer.
    -Sé que es precipitado, pero…
    -¿Precipitado? Harry, los gemelos te aman, y el amor que les tienes se nota desde que posaste tus bellos ojos en ellos, pero será difícil…
    -Yo lo ayudaré -dijo Severus de repente. El acto de valor de Harry le había sacudido, el saber que quería a esos niños en su vida le conmovió-. He cuidado niños antes.
    -¿Lo ve, hermana? -dijo Harry sonriendo feliz.
    La mujer no podía estar mas feliz, tendría que hablar en nombre de Harry, pero ese día el pueblo entero lo había aclamado como héroe al defender el orfanato. No le negarían la adopción de los niños.



    Continuará...
     
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    5.-Y así te fui queriendo a diario


    -He de decir, que eres muy bueno con los niños.
    Severus negó con la cabeza. Llevaban una semana con los niños en la cabaña. Harry había hecho con sus propias manos una litera para que ambos tuvieran su propia cama.
    Severus había quedado impresionado al descubrir que la puerta que estaba cerrada en la primera plana de la cabaña era la habitación de los difuntos padres de Harry. El mismo Harry le había pedido que se trasladara a esa habitación, que los niños dormirían en la que él había estado usando todo ese mes.
    Como acuerdo sin palabras, Severus se había hecho cargo de la casa, la alimentación de los niños y de ellos.
    También había descubierto que todo ese tiempo, Harry estuvo durmiendo en el sillón de la sala. Le había dicho si podía hacer una cama para él y que podía ponerla en la habitación de sus padres, para que Harry ocupara la cama de sus padres, pero, si bien Harry hizo la cama extra que pidió Severus, no lo dejó dormir ahí, le dijo que era su invitado permanente y que mientras conseguía nuevas colchas gruesas para la base de la cama, él la ocuparía. Esa había sido una rara discusión, que terminó cuando los niños aparecieron en la casa.
    Ahora mismo los niños, medio dormidos, estaban recargados a cada lado de Severus mientras este les relataba un viejo cuento de niños que aprendió estando en cautiverio.
    Harry había llegado de cortar leña y se había quedado embelesado con la imagen que proyectaban Severus y los gemelos.
    -Ayúdame a llevarlos a la cama -dijo Severus en un susurro, pero los niños abrieron sus ojos al escuchar la voz de ambos.
    -No, quiero dormir contigo -dijo Sebastián abrasando a Severus por la cintura.
    -Y yo quiero dormir con papá -dijo Stephan.
    Harry y Severus se miraron entre sí. Los niños habían estado así los últimos dos días, sin querer dormir en la habitación que Harry había acondicionado maravillosamente para ellos.
    -¿Qué sucede, niños? -preguntó Harry hincándose frente al sillón donde estaban los otros tres.
    Los niños se miraron entre si y bajaron la cabeza. Severus, al ver que no querían responder, se las ingenió para sostener a los dos niños y sentarlos en su regazo.
    -¿Qué sucede? -les preguntó esta vez el joven.
    -Nos da miedo dormir solitos -dijo Sebastián.
    -Estamos solitos en la habitación.
    -Oh, niños, lo lamento -dijo Harry acercándose para encerándolos en un abraso, quedando Severus dentro de este también, pero tieso como una tabla-. No pensé que estaban asustados.
    -Antes dormíamos con los demás niños, pero ahora solo estamos nosotros en la noche -dijo el mayor de los gemelitos.
    -Lo entiendo -dijo Harry separándose un poco de ellos para mirarlos a la cara-. Vamos a hacer algo al respecto, pero quiero que me digan todo lo que quieran, lo que necesitan, si algo les da miedo o no les gusta.
    -Esta bien -dijo un cohibido Stephan estirando sus brazos para ser alzado por Harry que lo elevó en el aire haciéndolo reír.
    -Esta noche dormirán con nosotros, ya mañana veremos cómo lo hacemos para solucionar su temor a dormir solos.
    -A mi me gusta dormir con ustedes -dijo Sebastián más cómodo en el regazo de Severus, que estaba completamente sonrojado por el anterior abrazo.
    -A nosotros también nos gusta -dijo Harry sonriendo.
    -Es como dormir con papá y mamá -dijo Stephan, un poco adormecido por el retumbar del corazón de Harry.
    -Es mejor… vamos… todos a dormir -dijo un sonrojado Severus, estremecido por la sonrisa que le dio Harry cuando estiró la mano para ofrecérsela, ayudándolo a ponerse de pie con Sebastián en brazos.
    -Los niños tiene cada idea… -dijo Harry sonriendo con todos sus dientes, para nada molesto con la idea de Severus siendo la madre de sus hijos.




    continuará...
     
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    6.-Sin una ley sin un horario

    Los niños eran felices, estaba corriendo por el bosque que rodeaba la cabaña de Harry, Severus estaba viendo a los niños desde la entrada, sus sentidos alertas para evitar que fuera a pasar a nada raro, no iba a permitir que algo pasara a sus pichones.

    -Severus, toma -dijo Harry llegando a su lado y entregándole una taza de café negro.

    Harry había descubierto dos cosas en este mes viviendo con sus hijos y su enlazado. Severus se segaba cuando los niños estaban cerca. Severus lo enamoraba poco a poco. Nunca imaginó que enlazaría a alguien, nunca utilizó su “voz” en su vida con alguien que no fuera su madre o padre que le entrenaron muy bien siendo un niño. Pero haber enlazado a Severus, aunque fuera en un momento de desesperación, fue lo mejor que pudo haber hecho.

    -Gracias -recibió la taza y no lo miró, sabía a que venía. Habían llegado al acuerdo de que hablarían un poco de sus vidas, de su pasado, conocerse poco a poco, después de todo estaba enlazado con el hombre.

    -Sabes… hoy no tendremos una charla de nuestro pasado -dijo mirando a los niños jugar.- Hoy daremos una vista a nuestro futuro.

    -No te entiendo.

    -Bien, pienso que, ya que estamos viviendo juntos, debemos tener planes a futuro.

    -Creo que es demasiado pronto.

    -¿Quieres dejarme, Severus? -preguntó con una sonrisa en el rostro, sabía que no era así, pero, demonios, como costaba sacarle la información a su enlazado.

    -No… por ahora.

    -Eso es bueno -dijo riendo bajo-. Primero tenemos que ver la distribución de la casa, además, creo que podrías tener algo que hacer en casa que no sea sólo cuidar a los niños.

    -Esto bien cuidándolos.

    -Pero quiero que tengas cosas que hacer. Cosas que te gusten..

    Severus lo pensó un rato. Bien, él se hacía cargo de la casa y los niños, pero nunca estuvo en su mente el hacer algo diferente. Siempre preocupándose más por sobrevivir que vivir.

    -Te gustan las flores, las plantas, vi como el otro día preparaste un brebaje a los niños para que durmieran tranquilos con la lluvia.

    -Son cosas que aprendí en cautiverio.

    -Pero son cosas que te gustan, ¿verdad?

    -Me mantenían vivo.

    -Severus -dijo sosteniendo su mano temblante-. No quiero que recuerdes tu pasado, eso lo dejaremos de lado -se puso de pie y luego se hincó frente al chico, le quitó el café de las manos y lo dejó a un lado, luego sostuvo ambas manos y lo miró a los ojos-. Hoy dejaremos de lado el pasado, el de los cuatro -dijo apretando sus manos-. Los niños, tú y yo partiremos desde cero hoy.

    -Es difícil.

    -Pero no imposible, Severus -dijo acariciando la mejilla pálida-. Sé que estamos enlazados, pero quiero enamorarte, que seamos una pareja, una familia para los niños -dijo sonriéndole, esa maldita sonrisa que hacia sentir mariposas a Severus- ¿Es difícil enamorarte de mí también?

    -No seas pretencioso -dijo desviando la mirada, a sabiendas de que estaba sonrojado.

    -Lo siento -dijo inclinándose para dejar un beso en la frente de Severus-. Yo ya te estoy amando, Severus.

    -Es imposible -dijo negando con la cabeza, negando sus propios sentimientos-. No llevamos mucho tiempo juntos.

    -Oh, pero ya me encandilaste desde que te vi la primera vez -dijo parándose de golpe, haciendo que Severus se parara también, lo sostuvo de la mano y caminó con él hacia los niños, que al ver a Severus corrieron hacia él-. Severus, ellos también te aman y te conocen mucho menos que yo ¿Cómo puedes pensar en que no es posible amarte en tan poco tiempo?

    Severus estaba inundado de emociones. Es verdad, amar a Harry no era tan difícil como lo imaginaba.

    Continuará....

    N/A: Lamento la demora, pero estamos en tiempos nuevos, en el que ocupo todo mi tiempo para trabajar y recolectar recursos, pero ya escribí varios pequeños capítulos de este fic que me gustaron como quedaron y espero que a ustedes tambien les guste.

    nos vemos en un par de días.

    un beso

    Majo
     
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    7.-Y así me fuiste despertando de cada sueño donde estabas tú.


    Harry llevaba demasiado días durmiendo mal, se despertaba en medio de la noche, agitado y excitado.
    Toda la culpa la tenía Severus.
    Hace un par de semanas fueron con los niños a un lago que estaba alejado, fue un paseo familiar. Los niños reían en el camino, se divertían corriendo entre los árboles. Severus y él habían preparado una rica comida en base a carnes secar y verduras para poder comer allá.
    Tuvieron una tarde maravillosa. Incluso cuando Harry, armándose de un tonto valor, tomó a Severus en brazos y se lanzó al agua con él. Severus se molestó en un momento, pero luego de escuchar las risas de los niños decidió empezar una batalla de agua con el hombre.
    Harry, que nunca había visto una risa tan limpia en la cara de Severus, quedó embelesado, tanto así que, por otro tonto impulso, acercó a Severus por la nuca y juntó sus labios. Fue un contacto corto, pero Severus no se alejó. Cuando lo hicieron Severus se notaba avergonzado, pero no dijo nada. Harry por su parte sonreía como un demente.
    Demonios, cada día se enamoraba más de Severus.
    El asunto es qué desde ese día, el recuerdo del beso que le dio a Severus lo tenía con sueños candentes, de esos que pasaban de un tímido beso a tener a Severus bajo su cuerpo, desnudo y gimiendo por sus caricias.
    Iba a tener que salir a cazar temprano este día, o si no de verdad asaltaría a su enlazado en la cama a unos metros.


    Severus no podía estar más avergonzado, cada vez que veía a Harry recordaba el beso que este le había dado en el lago. Había sido su primer beso, no sabía si también habías sido el caso de Harry, pero le había gustado, quería más de esos besos, pero no iba a ir diciéndolo en voz alta.
    Sí, sabía que el sentimiento revoloteando en su corazón era un insipiente amor que estaba sintiendo por Harry. Era diferente al cariño que día a día iba creciendo para Sebastián y Stephan. No, este era pasional, este era deseo y su cuerpo lo estaba necesitando.
    ¿Pero cómo iba a ser capaz de decírselo a Harry, si cada vez que lo veía parecía que las palabras se atoraban en su garganta?
    Esto lo estaba volviendo loco.


    Otra noche en vela.
    Otra noche viendo hacia la ventana, donde la luna iluminaba la habitación.
    Los niños ya no dormían con ellos, poco a poco se fueron adaptando a su habitación. Severus había hecho maravillas con ese lugar, les había enseñado a los niños a hacer pequeñas manualidades y ellos fueron decidiendo en que parte de la habitación la iban poniendo. Había puesto sándalo y melisa en las almohadas de los niños para que estos durmieran tranquilos.
    La noche era tranquila por lo menos, podía escuchar el suave viento moviendo los árboles.
    Entonces el sonido de las maderas crujiendo suavemente le indico movimientos en la habitación, se sentó para voltear a ver qué es lo que pasaba, pero quedó hipnotizado ante la vista de Severus bañado por la luz de la luna que caminaba hacia él.
    -¿Severus?
    -Guarda silencio -dijo el menor acercándose al cazador. Se subió a la cama y sostuvo a Harry desde la nuca para acercarlo a su cara y poder besarlo. Severus no era de palabras, no lo había sido en mucho tiempo así que las acciones hablaban por él.
    Harry sentía el cuerpo tibio junto al suyo y lo quería más cerca, mucho más cerca. Se sentó mejor en la cama y sostuvo el cuerpo de Severus para poder manejar el sentarlo sobre su regazo, nunca separando sus bocas. Era solo pequeños roces, pero ya no estaba conforme sólo con eso. Necesitaba mucho más que eso. Abrió la boca y con una mano sostuvo el mentón de Severus para hacerlo abrir la boca también para poder meter su lengua en ella.
    Ninguno era un experto en esto.
    Harry vio a una pareja de amantes escondidos de la vista de la gente del pueblo, que se besaba junto a unas casas. Ahora imitaba lo que vio, meter la lengua en la boca de Severus, recorrer los dientes de este, el paladar, sentir la saliva de Severus mezclándose con la suya en un juego donde Severus movía la propia al ritmo de Harry.
    Las manos del cazador se movían por la espalda de Severus, le estaba volviendo loco sentirlo jadear y moverse sobre su regazo, creando fricción entre sus miembros. Movían a Severus sobre su cuerpo, cada vez más rápido, separaron sus bocas para poder respirar. Harry ocultó el rostro en el cuello de Severus, mientras este cubría su boca con una mano, y con la otra apretaba el cabello de Harry al sentir como el orgasmo los atacaba de manera inminente.
    Ambos quedaron agotados, respiraban de manera errática. Claro, una cosa era masturbarse en privado, pero esto había sido nuevo y genial para ambos.
    Severus no diría nada, Harry lo sabía, por los mismo se movió para acostar a Severus a su lado. Lo vio casi cayendo en el sueño, lo abrazó contra su cuerpo y lo beso por última vez, ya después hablarían de esto… y lo repetirían, eso era un hecho.



    TBC...
     
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    8.-Y nadie lo buscaba


    Sebastián era el más alegre.
    Stephan era el más tranquilo.
    Severus era un genio con las plantas.
    Harry era un cazador innato.
    Ellos eran una familia, lo eran desde hace un año, cuando un hecho fortuito llevó a Harry a conocer cara a cara al desgraciado de Tom Riddle, quien había mantenido en cautiverio a su pareja por muchos años y que estuvo a pasos de secuestrar a su hijo.
    Su pareja.
    Amaba a Severus, lo gritaba a los cuatro vientos, lo acorralaba contra un árbol cuando los niños jugueteaban en el bosque. Lo manoseaba en las noches cuando Severus quería sentirse amado. La primera vez que se entregó a él lo amo más que nunca y se lo demostró.
    Severus amaba a Harry. Amaba sus locuras, sus cuidados y como amaba a sus hijos. Amaba a Sebastián y Stephan eran sus pichones y su lobo interno los tomó como hijos hace mucho.
    Eran una familia a vista de todos.
    Cuando iban al pueblo a llevar cosas al orfanato, porque Harry no dejaría nunca de hacerlo, las monjas cuidaron a sus bebés por muchos años y seguían cuidando de la mejor manera a todos los niños.
    La gente amaba a Harry, era un buen hombre. La gente estimaba a Severus. Se supo ganar el cariño de la gente cuando ayudo a una buena cantidad de familia entregándole sus medicinas naturales.
    Pero Harry quería ir más allá, quería casarse con Severus, quería que fuera completamente suyo, no sólo ante la vista de todos, pero para eso tenía que convencer al padre Dumbledore y el hombre, a pesar de ser muy amable, no miraba de buena manera la unión entre ellos, no por que fueran hombres, sabe Dios la cantidad de hombres y mujeres que decidieron amarse entre sí, si no que entre especies. Harry era un humano, un alpha, sí, pero un humano, mientras que Severus era un Hibrido.
    -Vamos, padre. Amo a Severus, todo el mundo lo sabe, sólo quiero contar con su bendición.
    -Y cuentas con la mía, Harry, pero en nuestras escrituras no está la bendición entre especies.
    Harry reía ante las muecas que el hombre hacia a los niños que le tironeaban las ropas, sus hijos eran maravillosos.
    -Por favor, sabe que Severus es más humano que cualquiera -dijo elevando las manos al cielo, recibiendo el reto de una anciana mujer a la que le interrumpió sus rezos-. Lo lamento -dijo sonriendo a la mujer que sólo negó con la cabeza para luego seguir en lo suyo.
    -Harry, debes entender que son siglos de enseñanza espiritual -dijo el hombre.
    -Lo sé, lo entiendo, pero los híbridos son personas también, con sentimientos, mi Severus es uno de ellos.
    -Sé que amas al muchacho.
    -Papá ama mucho a papi -dijo Sebastián metiéndose en la conversación, siendo secundado por los cabeceos afirmativos de su gemelo.
    -Lo sé niños.
    -¿Por qué no quiere que papá y papi se casen? -preguntó Stephan moviendo su adorable rostro a un lado.
    -Padre Albus, está haciendo sufrir a mis bebés -dijo Harry sonriendo de lado, recibiendo un bastonazo en el costado por parte del anciano.
    -No quieras aprovecharte de la situación, Harry.
    -No sería capaz de hacer algo como eso, padre -dijo haciéndose el ofendido, para luego cambiar su rostro a uno serio-. Amo a Severus, padre, eso no lo cambiará un ritual, pero quiero que nuestro amor sea reconocido por todos, no ser una pareja sin bendición, me casaría con Severus por cada ritual espiritual que exista, pero quiero también contar con el que tenían mis padres.
    El anciano no podía con esto, el sentimiento en las palabras de Harry, él mismo casó a los padres de Harry, bautizó al muchacho cuando sus padres pidieron por él y también a los gemelos cuando Harry, acompañado de Severus, vinieron a él para pedir la bendición para sus hijos.
    -Está bien, Harry -dijo el anciano suspirando- oficializaré tu matrimonio con Severus.
    Harry sonrió feliz, era lo que ambos querían, ahora tendrían su ceremonia de matrimonio.









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    8.-Y nadie lo buscaba


    Sebastián era el más alegre.
    Stephan era el más tranquilo.
    Severus era un genio con las plantas.
    Harry era un cazador innato.
    Ellos eran una familia, lo eran desde hace un año, cuando un hecho fortuito llevó a Harry a conocer cara a cara al desgraciado de Tom Riddle, quien había mantenido en cautiverio a su pareja por muchos años y que estuvo a pasos de secuestrar a su hijo.
    Su pareja.
    Amaba a Severus, lo gritaba a los cuatro vientos, lo acorralaba contra un árbol cuando los niños jugueteaban en el bosque. Lo manoseaba en las noches cuando Severus quería sentirse amado. La primera vez que se entregó a él lo amo más que nunca y se lo demostró.
    Severus amaba a Harry. Amaba sus locuras, sus cuidados y como amaba a sus hijos. Amaba a Sebastián y Stephan eran sus pichones y su lobo interno los tomó como hijos hace mucho.
    Eran una familia a vista de todos.
    Cuando iban al pueblo a llevar cosas al orfanato, porque Harry no dejaría nunca de hacerlo, las monjas cuidaron a sus bebés por muchos años y seguían cuidando de la mejor manera a todos los niños.
    La gente amaba a Harry, era un buen hombre. La gente estimaba a Severus. Se supo ganar el cariño de la gente cuando ayudo a una buena cantidad de familia entregándole sus medicinas naturales.
    Pero Harry quería ir más allá, quería casarse con Severus, quería que fuera completamente suyo, no sólo ante la vista de todos, pero para eso tenía que convencer al padre Dumbledore y el hombre, a pesar de ser muy amable, no miraba de buena manera la unión entre ellos, no por que fueran hombres, sabe Dios la cantidad de hombres y mujeres que decidieron amarse entre sí, si no que entre especies. Harry era un humano, un alpha, sí, pero un humano, mientras que Severus era un Hibrido.
    -Vamos, padre. Amo a Severus, todo el mundo lo sabe, sólo quiero contar con su bendición.
    -Y cuentas con la mía, Harry, pero en nuestras escrituras no está la bendición entre especies.
    Harry reía ante las muecas que el hombre hacia a los niños que le tironeaban las ropas, sus hijos eran maravillosos.
    -Por favor, sabe que Severus es más humano que cualquiera -dijo elevando las manos al cielo, recibiendo el reto de una anciana mujer a la que le interrumpió sus rezos-. Lo lamento -dijo sonriendo a la mujer que sólo negó con la cabeza para luego seguir en lo suyo.
    -Harry, debes entender que son siglos de enseñanza espiritual -dijo el hombre.
    -Lo sé, lo entiendo, pero los híbridos son personas también, con sentimientos, mi Severus es uno de ellos.
    -Sé que amas al muchacho.
    -Papá ama mucho a papi -dijo Sebastián metiéndose en la conversación, siendo secundado por los cabeceos afirmativos de su gemelo.
    -Lo sé niños.
    -¿Por qué no quiere que papá y papi se casen? -preguntó Stephan moviendo su adorable rostro a un lado.
    -Padre Albus, está haciendo sufrir a mis bebés -dijo Harry sonriendo de lado, recibiendo un bastonazo en el costado por parte del anciano.
    -No quieras aprovecharte de la situación, Harry.
    -No sería capaz de hacer algo como eso, padre -dijo haciéndose el ofendido, para luego cambiar su rostro a uno serio-. Amo a Severus, padre, eso no lo cambiará un ritual, pero quiero que nuestro amor sea reconocido por todos, no ser una pareja sin bendición, me casaría con Severus por cada ritual espiritual que exista, pero quiero también contar con el que tenían mis padres.
    El anciano no podía con esto, el sentimiento en las palabras de Harry, él mismo casó a los padres de Harry, bautizó al muchacho cuando sus padres pidieron por él y también a los gemelos cuando Harry, acompañado de Severus, vinieron a él para pedir la bendición para sus hijos.
    -Está bien, Harry -dijo el anciano suspirando- oficializaré tu matrimonio con Severus.
    Harry sonrió feliz, era lo que ambos querían, ahora tendrían su ceremonia de matrimonio.




























    9.-Y nadie lo planeó así


    El matrimonio de Severus y Harry había sido una completa locura.
    Todo el pueblo, desde el más alejado hasta el que vivía en el centro, sabía de la ceremonia. Estaba todo lleno de flores blancas organizadas por las monjas del orfanato, en gratitud por todo lo que el matrimonio había hecho por ellas estos años, y los años anteriores por parte de Harry.
    Hubo comida a destajo, todo el mundo quería festejar el matrimonio del cazador y el chamán, como empezaron poco a poco a llamar a Severus, luego de que sus medicinas naturales se hubieran expandido por toda la región y ayudado a tantas personas.
    Harry, desde su sitial podía ver a la gente a la gente bailar y bridar por ellos en la plaza del pueblo, con su Severus sentado a su lado, sosteniendo a los gemelos que dormían entre tanto bullicio con sus cabezas apoyadas en el regazo de su papi.
    Con cuidado sostuvo la mano de Severus y lo llevó a sus labios para besarla.
    -No tienes idea de cuanto te amo.
    Severus no tuvo corazón para no sonreír a esas palabras. Nunca en su vida se imagino que podía enamorarse de alguien, que tendría una familia, que tendría un matrimonio. Eso no pasó nunca por su cabeza.
    -Yo también -le respondió acariciando el rostro de Harry y vio como se acercaba y cerró los ojos a la espera de un beso que no tardo en llegar.


    La madrugada los descubrió escabulléndose de la multitud que seguía celebrando su matrimonio.
    Iban con los niños entre los brazos y cubiertos por gruesas pieles para que el frio de la temprana mañana no los resfriara.
    Pero no llevaban prisa. Iban de la mano entre los árboles, en medio del bosque, el hábitat natural de ambos, por que si bien no era un Hibrido, si era un cazador que pasaba sus días entre las espesuras del bosque y la tranquilidad de la naturaleza.
    Llegaron a la casa y acostaron a los niños en su habitación, dormirían hasta muy tarde, pues llevaban poco tiempo dormidos y se habían agotado corriendo y bailando con los aldeanos.
    Severus los vio desde la puerta de la habitación, tan pacíficos. Entonces los fuertes brazos de su esposo le rodearon por la espalda con fuerza.
    -¿Puedes creerlo? -le preguntó con voz alegre mientras lo estrechaba con mas fuerza si era posible.
    -Algo -respondió divertido mientras se giraba entre los brazos de su esposo para quedar frente a frente- gracias por todo esto.
    -Bajaría la luna para ti si me lo pidieras, Severus -dijo antes de bajar la cabeza y atrapar los labios de su esposo.
    Severus iba a preguntarle para que quisiese la luna, pero las manos de Harry colarse entre sus ropas nupciales.
    Ambos lo deseaban desde hace horas, pero las tradiciones matrimoniales debían seguirse y por lo mismo tuvieron que esperar hasta casi la madrugada para consumar su matrimonio. No que no lo estuvieran disfrutando justo ahora, con Harry devorando el cuello de Severus, el cual estaba tendido desnudo sobre la cama que Harry hizo especialmente para ellos.
    Severus se deleitaba acariciando y rasguñando la espalda morena de Potter, sintiendo la mano de este masturbarlo mientras no dejaba de besar y mordisquear su cuerpo.
    -Harry… ahora.
    -Ahí voy, mi amor -dijo sonriendo para besar la punta de la nariz de Severus y mirarlo desde arriba, era un vista maravillosa, cabe señalar. Con Severus desnudo, sudando y jadeando por aire mientras movía sus caderas pidiendo por más.
    No iba hacer esperar a su esposo, así que se ubico con cuidado entre sus piernas para penetrarlo con firmeza, era mejor rápido y de golpe para no dañarlo de más.
    Severus sentía que le faltaba el aire. Cada vez que Harry lo hacía suyo, podía ser mejor que la vez anterior.
    El cazador tenía un don en la cama, cada vez que veía a Severus se le ocurría un nueva forma de volverlo loco.
    Severus subía las caderas para ir al encuentro del pene de Harry, sin dejar de sostenerse del cuello de este para besarlo entre gemidos bajos. No iban a despertar a sus hijos en medio de la pasión que los desbordaba en ese momento. Pero por lo mismo no se dieron cuenta del halo de luz que los rodeaba justo en ese momento. Cuando el clímax los envolvía a ambos y se centraba en el vientre de Severus.
    Una nueva vida se estaba formando en ese momento, un fruto del amor verdadero que ambos se tenían y que se empezaba a materializar en el vientre de su madre.


    -Vamos, amor, despierta.
    Severus abrió los ojos apenas, Harry se había levantado más temprano para poder correr las cortinas y que la molesta luz del sol no interrumpiera el sueño reparador que Severus necesitaba luego de haberlo recibido por muchas horas durante la noche.
    -Los niños…
    -Están jugando afuera -le respondió ayudándolo a sentarse con comodidad en la cama y darle una mirada de disculpa al verle quejarse-. Lo lamento.
    -No tienes por qué -dijo acomodándose mejor. Si, dolía, pero era nada en comparación con todo el placer que recibió su noche de bodas-. Ahora, si quieres disculparte con un desayuno…
    -Por supuesto, mi amor -dijo divertido para luego acercarse a besar a Severus, que gustoso lo recibió- voy por tu desayuno.
    Severus lo vio salir de la habitación antes de soltar el aire de sus pulmones, si que su marido era grande dijo acariciando sus caderas, sintiendo un poco más de dolor ya en frío.









    Continuará...
     
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    10.-En el destino estaba que fueras para mi




    -¡Papi, mira!
    Severus se aterró dos segundos, sólo dos. Se concentro en su propia respiración para calmarse y no alterar sus nervios.
    -Sebastián, baja por favor -dijo con voz neutra. Tranquilo, pacifico, todo lo diferente que estaba por dentro, ¡Su bebé estaba volando a malditos seis metros de altura!
    Stephan estaba viendo desde el piso con un dedito en la boca, estaba cerca de la puerta viendo a papá llamando a Seb. No sabía que su hermano podía hacer eso, pero se veía feliz, él también quería hacer eso. Sintió como sus pies ya no tocaban el piso algo se movía en su espalda bajo su ropa, quería sacarse su polera para poder estar más cómodo, pero entonces lo sostuvieron por las axilas y sintió que lo elevaban más rápido, se giró y vio a papá Harry sonreírle.
    -Aun no es seguro, bebé -dijo Harry besando su frente, quería correr por Sebastián, pero veía la paz con la que su esposo estaba logrando bajarlo
    -Puedo ver el campanario desde aquí -decía Seb mirando hacia adelante por encima de algunos árboles más pequeños.
    -Me encantaría verlo contigo, hijo, y para eso tenemos que estar todos, pero papá y yo no podemos volar como ustedes.
    Eso llamó la atención de Sebastián que dirigió su mirada al suelo y pudo ver a papá Severus con los brazos abiertos esperándolo y a su hermanito con papá Harry que se venía acercando con una sonrisa en los labios. No sabía cómo manejar sus alitas, pero sintió como empezaba a acercarse a Severus hasta estar a su alcance, entonces se sintió cobijado por los brazos cálidos de papá
    -Eso es, mi amor -dijo Harry acercándose aliviado y envolviéndolos a ambos dentro de un abrazo manteniendo a Stephan en el otro brazo que veía curioso a su hermano.
    Ya en la noche cuando habían logrado acostar a los niños sin problemas, el matrimonio estaba en la sala frente a la chimenea, tomando un café como cada noche.
    -Severus, pensé que iba a dar un ataque cuando vi a Stephan tan alto -confesó algo angustiado.
    -Yo también pensé lo peor.
    -Pero no lo demostrabas, parecía que tenías completo control de la situación.
    -Por afuera -dijo acomodándose mejor en el pecho duro de Harry mientras este le dejaba un beso en la cabeza-. Sentí que los fantasmas del pasado volvían a mí.
    -¿Fantasmas del pasado? -preguntó preocupado.
    -Sí -dijo sentándose para mirar a su esposo a los ojos-. Cuando estuve en cautiverio había un pequeño pichón entre los niños secuestrados que desarrollo sus alas de un momento para el otro. Empezó a volar y estaba tan asustado que se descontroló, empezó a volar entre los árboles… una de las ramas atravesó su pecho -dijo cerrando los ojos angustiado- Riddle ni siquiera dejó que bajaran el cuerpo, lo dejó ahí mismo para que todos recordáramos que no teníamos la oportunidad de “volar” lejos de su mano
    Harry apretó los puños, ese miserable seguía torturando a su amante aun pasado el tiempo.
    -No dejaremos que eso pase con nuestros hijos, Severus, eres la persona más calificada para ayudarlos y los niños confían plenamente en ti.
    -¿Pero y si no puedo? -preguntó sosteniendo las manos grandes de Harry -si algo les pasa a los niños…
    -Nada les pasará -dijo sosteniéndolo de las mejillas para acercarlo y juntar sus frentes- eres la persona que les brinda valor y se sienten protegidos contigo. Sé que puedes hacer lo que sea para mantenerlos a salvo. Confío… confiamos en ti.
    Severus se sintió maravillado por las palabras de Harry y lo recompensó con un beso. Uno suave y calmado como todo lo que este le trasmitía.


    TBC...


    11.-Y nadie le apostaba a que yo fuera tan feliz





    Harry veía maravillado como Sebastián ayudaba a su hermanito a mantener el equilibrio en el aire, Severus, siendo aprensivo como era, había manejado poner unas largas cuerdas alrededor de las cinturas de los niños cuando empezó a entrenarlos. Claro, los niños al principio sólo querían llegar lo más alto posible, pero al pasar los días, las semanas y los meses, estos se volvieron más cautos y menos “aventureros” como solía decir Harry o “descarriados” como le decía Severus a la actitud de los niños. Pero ahora los niños sabían que no podían volar tan alto, no por que no pudieran o no quisieran, si no que eso preocuparía a papá Severus y ellos no querían ver una mueca preocupada en la cara de papá.
    -Sabía que podías hacerlo -dijo abrazando a Severus por la espalda, apoyando la barbilla en el hombro de este.
    -Soy un genio -dijo riendo de lado. Entonces buscó entre sus ropas y le dio una botellita con un líquido verde dentro.
    -¿Y esto? -preguntó recibiendo la botella.
    -Es para curar la herida que tienes en la pierna derecha… a la altura de la ingle.
    -Oh… estuviste espiando a tu esposo -dijo divertido, pero recibiendo una mirada enojada de su esposo y sabía muy bien por qué era esto-. Veras, no quise preocuparte…
    -¿Y pretendías que esa herida se infectara hasta que perdieras la pierna?
    Oh, demonios, Severus se había molestado de verdad, pero la cara de lobo arrepentido de Harry le dijo que estaba más arrepentido de lo que iba a admitir.
    -Lo lamento, Severus, no quisiera preocuparte de más.
    -Esta bien -dijo resignado, de verdad, nada podía hacer con este hombre-. Preparé también un ungüento que tendrás que aplicarte todo los días.
    -Por supuesto que sí, mi amor -dijo besándolo en la boca haciendo reír a sus hijos que venían volando a ellos.
    -Papá Harry esta molestando a papá Severus -dijo Sebastián divertido mientras aterrizaba sin problemas y ayudaba a su hermano a caer con gracias, no como siempre que caía con el culo.
    -Claro que no, hijo. Su papi nunca se enojaría conmigo.
    -Por supuesto que puedo enojarme contigo -dijo dando vuelta para ignorarlo y poner atención en los niños. Harry se recargó entonces en el árbol y los vio. Le gustaba ver como Severus elogiaba a los niños por su buen entrenamiento de ese día.
    Estaba seguro de que, de no estar ellos aquí, su vida sería gris y aburrida, completamente diferente a la llena de colores que tenía con Severus y los niños.
    Severus le llenaba de amor, no el mismo que tenía por los niños, era un amor apasionado, uno lleno de vida, uno que le hacía querer gritarlo a los cuatro vientos. Ese lobo lo tenía completamente enamorado.
    -Te amo -dijo casi al aire, pero estaba seguro de que Severus lo escuchó por que pudo ver, aun desde su posición a un par de metros, como las orejas de su esposo se colorearon, pero obviamente no iba a decir nada, de hecho, Severus siguió en lo suyo con los niños.
    -Vamos a casa -dijo poniéndose de pie y los niños corrieron, seguramente llamados por el aroma del exquisito estofado que hizo Harry mientras ellos entrenaban. Pero cuando pasó a su lado, Severus lo miró mal, pero luego suspira y se acerca y se empinó para dejar un beso en los labios de Harry-. También te amo.
    Harry sonrió abrazándolo por la cintura.
    Si, estaba completamente enamorado y se sabía completamente correspondido.




    TBC...


    12.-Pero cupido se apiadó de mí




    Tres años de completa felicidad eso es lo que había pasado desde que Severus llegó a su vida, llenándolo de amor y paz.
    Ese día los gemelos cumplirían nueve años, estaba impresionado por lo rápido que pasaba el tiempo.
    -Papá está raro -dijo Stephan mirando a Severus que se enfurruñaba mirando las plantas de su jardín que se habían quemado por la nevada sorpresiva que los atrapó la noche anterior.
    -Eso es porque se quemaron sus plantitas que tanto cuida -respondió Sebastián como si eso fuera lógico.
    -No, no es por eso -dijo recibiendo una taza de chocolate caliente de manos de su padre.
    -También lo noté, pero no se preocupen, hablaré con él y averiguaremos que tiene a su papi de mal humor, ¿les parece? -ante el asentimiento de sus hijos y luego de haber revuelto el cabello de ambos salió de la casa con una manta, Severus estaba algo pálido y seguramente no estaba sintiendo el verdadero frio que estaba haciendo.
    -Maldito clima -murmuró por lo bajo.
    -Que raro es escucharte decir una mala palabra.
    Severus se giró fulminando a su esposo con la mirada, obviamente no lo había escuchado y sus sentidos estaban en alerta siempre, se supone.
    -Me asustaste.
    -Eso también es raro -dijo divertido por la cara furiosa de su Severus-¿Qué es lo que sucede contigo, mi amor? Estas tan diferente… no que sea malo, pero hasta los niños lo han notado.
    -Ellos son inteligentes… no como tú -dijo mirando enfurruñado para un lado sintiéndose cubierto por la cálida manta que Harry había puesto sobre sus hombros antes de abrazarlo.
    -Eso dolió, mi amor -dijo fingiendo verdadero dolor, pero luego abrazando a su esposo para dar una caminata por el bosque. -Sabes, puede que no sea inteligente en muchas cosas, pero noto que algo te tiene mal.
    Severus lo vio de reojo, no quería decir que le pasaba, suficiente tenía con el Harry completamente sobreprotector que era normalmente, como para agregar un poco mas a la carga emocional que vivían a diario.
    Pero entonces ¿Cómo no sentirse nervioso ante sus nuevos descubrimientos? No se sentía preparado, sabía que esto podía fallar, y por lo mismo no quería que Harry supiera nada hasta que el cachorro que llevaba en su vientre no estuviera completamente fuera de peligro.
    Entonces… ¿Qué pasaría con el si es que el bebé no sobrevivía? ¿Su mente aguantaría el hecho de perder un hijo y no haberlo dicho a su pareja?
    Harry se alarmó cunado vio como los ojos de Severus se cristalizaban.
    -Es suficiente, Severus -dijo parándose frente a él, sosteniendo su rostro entre sus manos para que no pudiera evitar su mirada, como siempre trataba de hacer Severus al esconderle algo, como que se sentía mal, o que su última transformación lo dejó agotado o que simplemente estaba cansado. Esto era diferente, todo en el cuerpo de Severus se lo gritaba.
    -Vamos a casa -dijo cerrando los ojos, sin querer ver la preocupación que se añadió a los ojos de Harry.
    -No nos iremos hasta que me digas que es lo que está pasando, de verdad.
    -No esta pasando nada -dijo tratando de separarse, pero la fuerza del cazador era mucho mayor a la propia.
    -Severus, no quieras ocultarme las cosas… me preocupas -dijo besando una lagrima que caía por la pálida mejilla de su enlazado.
    -No quiero preocuparte más…
    -Pues lo haces al no decirme que es lo que me estas ocultando.
    -Te pondrás neurótico… no quiero.
    Harry tomó aire, al parecer esto era peor de lo que imaginaba si es que su esposo se rehusaba tanto a decirle lo que realmente estaba pasado. Abrazó a Severus contra su cuerpo y le besó la frente, lo sentía temblar, estaba llorando.
    -Te suplico que no me mantengas en la ignorancia, Severus. Necesito sabes que es lo que esta pasando. Moriría si algo te pasa y no está en mis manos protegerte.
    -Yo moriría también -dijo por fin abrazándolo con fuerza.
    -Entonces tomemos la carga entre ambos, mi amor -dijo suspirando sobre los negros cabellos de su esposo.
    -Estoy en espera de un cachorro -dijo Severus por fin, sintiendo como un gran nudo se formaba en su estómago, quería ver a Harry, necesitaba que le dijera algo, pero Harry simplemente le abrazó con mas fuerza y se estremeció dentro del abrazo.
    De todas las cosas que pensó que podía estar pasando a Severus, un hijo de ambos estaba seguramente al final de la lista. No por que no lo quisiera, eso lo ansiaba desde hace años, cuando Severus aun era un chico de diecisiete años que llegó a su vida de forma casi accidental. Pero ciertamente la preocupación en su esposo le daba señales muy equivocadas al respecto, por ejemplo, alguna enfermedad grave o quizás mortal, un hijo era lo mejor que pudo decirle.
    -Mi Severus… es lo más hermoso que pudiste haberme dicho -dijo al fin saliendo del refugio en brazos de su esposo.
    -¿Pero y si algo malo pasa? -preguntó Severus mirándolo a los ojos- ¿Qué pasará si mi embarazo no finaliza bien?
    -Eso no pasara, mi amor -dijo sosteniéndolo de la barbilla para alzar su rostro y poder besarlo fuerte y profundo como quería, tratando de que Severus sintiera la seguridad que quería transmitirle-. Eres el hibrido más fuerte que conozco y mira que conozco a muchos, eres inteligente y capaz de sobrevivir a todo. Un embarazo no será nada para ti.
    -Las complicaciones siempre pueden existir.
    -Lo sé, pero procuraremos que nada malo pase, que lleves un embarazo tranquilo y en paz. Estoy seguro de que tus pichones estarán encantados con la noticia y serán más protectores que yo contigo y su nueva o nuevo hermano.
    -Yo… quisiera que los niños no lo supieran aún -dijo apoyando la frente en el amplio pecho del cazador-. No quiero que si algo malo pase…
    -No pasará, Severus -dijo con voz profunda Harry, obligándolo a salir de su reducido refugio-. Este bebé nacerá, será un hermoso o hermosa loba y tendrá a dos hermanos y padres que estarán felices de recibirle, así que quita de tu cabeza negativa la mínima idea de algo malo, Severus Potter.
    Severus soltó el aire que tenía retenido, quería creer en las palabras de su esposo y sólo por esta vez, dejó al cazador ganar una discusión.


    TBC...



    13.-Se apiadó de mi




    El embarazo de Severus fue maravilloso según Harry. Él estaba al pendiente de todo lo que fuera a necesitar Severus. Stephan y Sebastián también estaban emocionados. Felices con la idea de un nuevo integrante a la familia. A sus 10 años estaban más que encantados con ser hermanos mayores.
    -¿Hay algo que necesites, papi? -preguntó Sebastián.
    Severus miró a su alrededor. En la mesa de su costado había por lo menos seis libros, dos tazas, una con agua y otra con té tibio, la otra mesa de noche, que estaba hacia el lado de Harry, tenía una fuente con fruta y un florero con lirios frescos cortados por sus hijos en la mañana.
    -Nada, Sebastián, gracias.
    -¿Quieres que corra las cortinas para que puedas dormir? -preguntó Stephan esta vez.
    -Si fuesen tan amables.
    Ambos corrían para ayudarse. Amaba a esos niños, eran tan dulces y serviciales, pero tampoco quería abusar de su ayuda. Para eso estaba su esposo, que a todo esto…
    -¿Dónde está su padre? -no recordaba haber visto a Harry desde que le llevó el desayuno esa mañana y aparte el día de ayer tampoco lo había visto mucho durante el día.
    -Papá está preparándote una sorpresa -dijo Stephan.
    -Pero ni nosotros sabemos que es -siguió su hermano elevando los hombros.
    Severus achicó los ojos, mirando a sus lindos y mentirosos pichones, estaban moviéndose muy poco y miraban la habitación. Oh, que malos mentirosos eran, pero sonrió de lado siguiéndoles la corriente, algo tenía a sus amores entretenidos y seguramente era algo para el bebé.
    -Esta bien, vayan a jugar mientras yo duermo un poco, no vuelen muy alto, por favor, no podría soportar el que algo les pasara.
    -Oh, papi, no -dijo Sebastián subiéndose a la cama para poner su manito en la mejilla de Severus, mientras que Stephan hacia lo mismo del otro lado.
    -No te pongas triste, nos portaremos bien.
    -Lo sé, no se preocupen -dijo recibiendo un beso en la mejilla por parte de cada uno.
    -Amo verlos así -dijo Harry apoyado en la puerta de la habitación, cautivado por la dulce imagen de su familia.
    Severus le envió una Harry una mirada que hizo estremecer al cazador, esa mirada que sólo demostraba hambre y no precisamente de comida, pero no, debía controlarse, su esposo estaba casi a termino en su embarazo, y no podían correr riesgos, no cuando todo había ido tan bien hasta el momento. No arriesgaría a su bebé y su esposo por un momento de calentura. Ya calmarían sus cuerpos más adelante.
    Sacudió la cabeza para dejar de pensar con otra parte del cuerpo y llevar la sorpresa que tenía para Severus y su bebé.
    -Cierra los ojos, mi amor, te traigo una sorpresa -dijo guiñándole un ojo, sólo ahí Severus salió de su transe, ese en el que veía a Harry desnudo en la puerta de la habitación. Recordó que estaba con sus hijos a los lados y estos se apoyaron en su pecho, sus hormonas revolucionadas, si bien calentaban a él y Harry como pareja, adormecían a sus hijos.
    Harry vio que al fin cerraba los ojos y se giró para tomar la pesada carga y caminar hasta el costado de la cama de su esposo.
    -Abre los ojos, Severus -dijo dejando un beso en esa preciosa boca que tanto amaba besar.
    Severus vio al fin lo que tuvo a su esposo tan desaparecido. Una hermosa cuna de roble tallada a mano por Harry. Sonrió enternecido, acercó a Harry para devolverle el beso.
    -Gracias, esta hermosa -dijo apreciando cada detalle, la pequeña manta bordada con lobos y lunas, algo que ciertamente sería su bebé.


    Harry sonreía de lado, los niños no se habían querido alejar mucho de Severus y en cuanto la partera dijo que ya podía dejarlos pasar, entraron como volidos, pero se detuvieron ante la imagen de Severus con el bebé en brazos. Entonces se acercaron lentamente, bajo la atenta mirada de Severus que les sonrió asintiendo con la cabeza para que se acercaran más.
    -Vengan a conocer a su nueva hermana -dijo en tono despacio.
    -Ella es tan chiquita -dijo Sebastián, pasando un dedito por la cara de la niña que se removió molesta.
    -Pero es linda -dijo Stephan dijo apoyando su carita en las piernas de Severus para mirarla desde su altura
    -Claro que lo es, se parece a su madre -dijo Harry divertido por la cara molesta de su esposo, pero vio como este cambiaba la mirada y se removía un poco-. Niños, dejaremos que Severus duerma un rato para reponer fuerzas, mientras ustedes me ayudan a cuidar a su hermanita.
    -Esta bien -dijeron ambos dejando un beso en la mejilla de Severus para salir de la habitación.
    -Duerme un poco, mi amor, nosotros seguiremos aquí cuando despiertes -le dijo Harry sosteniendo a la niña y besando los labios partidos de su esposo que ya caía de sueño.
    Se alejó un poco viendo como Severus terminaba de rendirse al sueño, viendo como su hija hacia lo mismo.
    -Bienvenida, mi lobita -dijo acariciando su mejilla y caminando con ella a la cálida sala donde lo esperaban sus hijos.
    -Bienvenida hermanita -dijo Sebastián dejando un beso en la frente de la niña.
    -Bienvenida, Abigail -le saludó su hermano.















    Continuará...
     
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